En dos días comienza la nueva temporada de Juego de Tronos y las cosas en Poniente están más revueltas que nunca: un rey débil y de legitimidad más que dudosa, una Inquisición en nombre de la Fe que descabeza a las casas más poderosas (los chistes sobre descabezar y Stark no tienen cabida aquí, esto no va con ellos, menos mal), el Lord Comandante de la Guardia de la Noche muerto y amenazas de hielo y fuego (los Caminantes se acercan porque “Winter is Coming” y los Dragones no permanecerán en Essos por mucho tiempo si su dueña decide cumplir su misión de recuperar lo que es suyo “con fuego y sangre”). Si bien habrá una gran carga de fantasía en la fase que empieza, el Juego de Tronos político también ejercerá un gran peso, al igual que el año pasado. Recordemos algunas lecciones que nos dejó la quinta temporada:
- El Rey debe intimidar a los grandes señores e inspirar al Pueblo
Una conversación entre Varys y Tyrion nos dejó ver que se busca un buen gobernante y que el Lannister repudiado y exiliado puede jugar un gran papel en dicho gobierno potencial. Cualquier loco con suerte puede haber nacido con poder, pero ganárselo por uno mismo conlleva un trabajo, Varys declara que él quiere paz y prosperidad, una tierra donde los poderosos no abusen de los débiles. Ante el cinismo de Tyrion, que afirma que los poderosos siempre abusan de los débiles y que es así cómo ganaron el poder. Varys dice que quizás están tan acostumbrados al horror que asumen que no hay otro camino. Le dice que el (Tyrion) no se sentará en el trono pero puede ayudar a alguien a hacerlo, ya que tiene los instintos políticos de su padre y también compasión y eso ha de tener también el rey a quién sirvan: “Los Siete Reinos necesitan a alguien más fuerte que Tommen pero más amable que Stannis; un monarca que pueda intimidar a los grandes señones e inspirar al Pueblo. Un regente amado por millones y con un ejército poderoso...y el apellido correcto”.
Pero ¿cuál es el apellido correcto? Parece que ¿De verdad es la sangre real una garantía de buen gobierno?
- Matar y hacer política no siempre son la misma cosa
El reinado de Daenerys en Meereen (y su intencional futuro gobierno de los Siete Reinos) está lleno de contradicciones. La khaleesi llega a la ciudad derrocando los símbolos del pasado esclavista (la imagen de la destrucción de la Efigie es un gran paralelismo con la de la estatua de Sadam Hussein en Irak)...
No obstante, pronto su reinado empieza a teñirse de tintes dictatoriales. Pese a que se le aconseja no provocar a los opositores, y que es más fácil reinar sobre súbditos felices que sobre súbditos enfadados, ella afirma que las serpientes alteradas se levantan y eso hace que sus cabezas sean más fáciles de cortar. Su particular guerra contra los “Hijos de la Arpía” incluye muertes en ambos bandos, ex esclavos suplicando volver a su antigua condición y una alianza matrimonial que aparentemente calmará las aguas. No es la única que en esa temporada ha intentado legitimarse como gobernante a base de matrimonio; al otro lado del mundo, los Bolton intentan asentar su poder en el Norte casando al heredero “por conquista”, Ramsay (bastardo reconocido de Roose Bolton) con la que se cree única Stark viva, Sansa. Ninguno de los dos casos funciona demasiado bien.
Volviendo a Meereen, Daenerys recibe la visita de Tyrion Lannister, quién le explica que él puede ser de mucha ayuda, ya que ella no puede gobernar una tierra en la que no ha pasado ni un minuto de su vida adulta, mientras que él entiende la idiosincrasia de los Siete Reinos y conoce las debilidades y fortalezas de las Casas Dominantes. Sin embargo, ella responde que tendrá un gran ejército... Y tres grandes dragones. Pese a que Tyrion le explica que matar no siempre es lo mismo que hacer política (cosa que ya se le había dicho cuando Barristán le contó la verdadera historia de su padre, el Rey Loco), Daenerys insiste en que no quiere detener la rueda del juego político de Poniente, sino romperla. Los colores rojo y negro del emblema Targaryen empiezan a cobrar reminiscencias históricas concretas...
- Cualquier movimiento ambicioso es un riesgo
Estas palabras pronunciadas por Meñique, el Maquiavelo de Poniente, podrían resumir no solo toda la política ponienti sino también la del mundo real. El Juego de Tronos trae alianzas improbables que duran segundos y manipulación como forma de sobrevivir en el fuego cruzado. Lord Baelish cambia de bando varias veces durante diez capítulos: promete proteger a Sansa Stark pero en realidad la lleva con los Bolton (traidores que asesinaron a su hermano y se impusieron como guardianes del Norte), les hace creer que está de su lado pero acude a Desembarco del Rey para negociar con Cersei, vendiéndole informacióna cambio del Norte... Hasta que momentos después vende a la reina madre (siendo el causante de su encierro por la Fe) para ganarse el favor de los Tyrell, con quiénes ya se había asociado para matar al Rey Joffrey. No obstante, todos estos eran sus bandos aparentes: Meñique solo está del lado de Meñique. ¿Demasiados malabares para un solo hombre? Dicen que quién juega con fuego se acaba quemando; bueno, precisamente con fuego no jugó (todavía), no se ha metido con los Targaryen, pero ha jugado con lobos, venados, leones, peces, flores... Y la excesiva seguridad en su dominio será probablemente la causa de su caída.
No obstante, Petyr no es el único que manipula en la Corte. El nuevo Rey, Tommen “Baratheon” es el blanco de las tácticas presuasivas de su madre y Margaery (su reciente esposa), siendo usado como moneda de cambio en el fuego cruzado entre los Lannister y los Tyrell. Sin embargo un agente externo “frena” esa guerra fría en la práctica encerrando a sus dos cabezas; si bien lejos de romper las hostilidades no ha hecho más que avivar el fuego.
- Cuando los pocos dejan de temer a los muchos...
El nuevo Septón Supremo ha revolucionado las calles de Desembarco... y los castillos. Tras el mensaje de que todos son iguales ante los Siete y el apoyo a los más pobres se esconde una Inquisición dogmática y de fanatismo extremo que encarcela a los “pecadores” más poderosos (destacando la reina, su hermano y la reina madre) y les castiga haciéndoles avergonzarse de sus pecados (que van desde la homosexualidad al incesto, pasando por el falso testimonio), siendo el máximo exponente de penitencia el Paseo de la Vergüenza de Cersei, a quién cortan el pelo y hacen desfilar desnuda desde las celdas hasta la Fortaleza mientras los ciudadanos le gritan y arrojan cosas.
- No se trata de amistad, se trata de sobrevivir
Pero lejos de Desembarco del Rey, en el Muro (y Más Allá) también se lee a Maquiavelo. Por una parte, Stannis reprende a Jon por dar una muerte rápida (con un flechazo) a alguien condenado a morir en la hoguera y le dice que no se les debe mostrar compasión a los traidores porque “la palabra del rey es la ley” y que si la gente no teme al gobernante, no le siguen, señalando a Davos, su fiel Mano, como prueba de lo bien que funciona un castigo ejemplar (Stannis le había cortado las falanges por contrabandista tiempo atrás). Pronto Jon tendrá que poner en práctica esto; tras unas elecciones reñidas sale elegido Lord Comandante (si bien en los libros hay un auténtico ejercicio de comunicación política por parte de su amigo Sam, quién convence a los otros dos candidatos de que apoyen a Jon vendiéndoselo a cada uno según sus propias circunstancias) y esto le hará tomar determinadas decisiones que no serán precisamente bien recibidas (perdiendo un opositor la cabeza por su insumisión).
El discurso del miedo a un enemigo mayor como vía para forjar alianzas imposibles en tiempos normales (“pero estos no son tiempos normales”) tiene su efecto cuando acude Más Allá del Muro para convencer a los Salvajes de que se unan a ellos para combatir al gran enemigo: los Caminantes Blancos. Sus palabras acerca de la lucha común contra el peligro “no somos amigos, nunca lo hemos sido, no lo vamos a ser. Esto no trata de amistad, trata de sobrevivir”, el hecho de llevar a un “padrino” (Tormund, un líder para los salvajes) que les convence de que se necesitan mutuamente y su “regalo” (armas de obsidiana, lo único que puede matar a los Caminantes Blancos.. Ol menos eso se creía) consiguen poner de su lado a una gran parte del Pueblo Libre, si bien será su perdición. Su alianza le cuesta su propia vida en un asesinato al estilo del de Julio César, “por la Guardia” a manos de sus hermanos juramentados que le consideraban un traidor. El adalid de la lucha por la supervivencia no ha sobrevivido a la preparación para la batalla... De momento.
- El Norte recuerda
Esta es mucho más que una frase hecha; es la gran lección resumida en tres palabras. El Norte no acepta a los Bolton, el Norte solo sirve a un Stark. Los Stark fueron grandes gobernantes, compasivos pero justos y hasta que la guerra estalló, en el Norte reinaba la prosperidad pese a las condiciones difíciles. Pero no es solo una cuestión de llevar el apellido correcto, es cuestión de ser digno del cargo de Guardián del Norte. Hubo muy buenos gobernantes y el Pueblo reclama que vuelvan: la inmortalidad es una buena gestión. Si los norteños fuesen electores votarían Stark sin duda, pero, de nuevo, no es el nombre, es el honor. El Norte Recuerda.