Lo primero que el personaje tiene claro es que él es un regalo para quien quiera contratarle. Sin llegar a semejantes extremos, claro, un buen comunicador debe ser consciente en todo momento de su valía, debe estar seguro de que sus palabras son importantes y necesarias en ese preciso instante: lugar adecuado, momento adecuado.
Otra exageración es el hecho de autoentrevistarse, pero de ahí también podemos extraer algo útil: es importante meternos en la mente del receptor, anticipar sus posibles preguntas y responderlas en nuestro discurso (siempre se puede guardar un as en la manga, pero las preguntas inesperadas siempre llegan, mejor haber cubierto las esperadas al menos). ¿Qué es lo que les gustaría escuchar? ¿Qué quieren saber y qué podemos contarle acerca de ello? Estas preguntas son casi el equivalente discursivo a las 5W (Where, When, Who, Why, Where) del periodismo. El discurso perfecto es persuasivo, sí, pero también debe ser útil, y la comunicación útil implica invariablemente transmitir información.
Al contrario que Barney, es mejor que no inventemos nuestras propias palabras en una compareciencia pública. Utilizar términos como "visiatividad" solo servirá para rebajar nuestro mensaje a la categoría de anecdótico, con lo que se pierde la esencia en favor de la forma, y esto no nos beneficiará en absoluto, a no ser que nuestro objetivo sea ser protagonistas de los programas de humor de todas las cadenas de televisión y protagonizar algunos de los vídeos más vistos en youtube. Sin embargo, hay una lección en todo esto, y es que las palabras clave sí son importantes, y mucho, por lo que la manera de pronunciarlas debe ser la misma que le de Barney: claras, precedidas y seguidas por una pequeña pausa para "enmarcarlas" y deben ser lo más importante de la frase (por eso las oraciones deben de ser sencillas), para que resuenen en la mente del espectador como pequeños esloganes.
Y por supuesto, no olvidemos que en comunicación nada...y todo es...posimposible.
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