Por las fachadas de
muchas ciudades, entre ellas la mía, podemos ver carteles
reivindicativos con la frase “Piedra gana a tijeras: no a los
recortes”, incitando a la huelga y la protesta. Si leemos ,
escuchamos o vemos determinados medios de comunicación, dónde se
enfatiza la violencia en algunas protestas, entendemos que la
solución no es destruír el sistema a pedradas. Por supuesto, los
disturbios cargados de violencia no son la tónica general de las
reivindicaciones, constituídas en su mayoría por ciudadanos
pacíficos que defienden aquello en lo que creen y reclaman aquello
que se les ha quitado o se les va a quitar. Pero unas pocas manzanas
podridas pueden estropear el cesto, y sucede que los altercados
empañan la visión de una lucha justa, haciendo que pierda validez.
No podemos volver a la Edad de Piedra, porque no solo no está
funcionando, sino que da herramientas a la crítica y devalúa el
esfuerzo (a veces mal empleado). ¿Qué hacemos entonces?
Escapar en barcos y
aviones de papel parece ser una elección cada vez más popular, en
especial entre los jóvenes que no encuentran trabajo a pesar de su
preparación, y van en busca de un mercado dónde se les valore. Los
mapas (también de papel en su esencia, aunque más populares y
útiles vía electrónica, para qué nos vamos a engañar) tendrán
que empezar a pintar trocitos de España por todo el mundo. Nos
encontramos ante una nueva ola migratoria movida no solo por la
necesidad, sino también por el descontento. Cuando las cosas
mejoren, se habrá solucionado lo de la necesidad pero ¿qué hay del
desencanto que los españoles emigrantes se han llevado en sus
maletas (de mano, ya que toca viajar en vuelos de bajo coste con el
equipaje justo)?
¿Para qué más cosas se
puede utilizar el papel? ¿Para los libros escolares que también
sufren tijeretazos? Tenemos también el papel de las recetas, cada
vez menos y más caras, ya que la sanidad pública tampoco vive su
época dorada. (¿aceptamos el plástico de las tarjetas sanitarias?
Quizás eso nos equipararía a las de crédito y serían demasiados
significados para un solo gesto... Cosa muy habitual, por otra
parte). Los periódicos de papel siguen tristemente desapareciendo,
con lo que la comunicación de masas se ve afectada por esas tijeras.
Suerte que siempre quedan ediciones electrónicas, blogs y redes
sociales para que la información siga siendo poder, y el poder pueda
pertenecer a todos, gracias a ese “derecho a la información” que
un libro llamado Constitución Española ha prometido proteger.
Esperemos que la tempestad no moje esas hojas y borre esas promesas.
Confiemos en ello, confiemos en nosotros, en todos los que a diario,
desde aquí o desde fuera, intentan seguir con la lucha de la mejor
forma que pueden: buscando alternativas y sacando de dentro las ganas
de seguir adelante y las fuerzas para avanzar. Pronto surgirán
nuevas ideas, y lo importante de las ideas es lo que se haga con
ellas. Vencer solo es posible convenciendo. Y será si nosotros
mismos estamos convencidos de nuestra lucha por devolver a España a
su lugar y a los españoles su estado de bienestar, ese por el que
nuestros antepasados no tan lejanos lucharon dejándose la piel y, en
muchos casos, la vida. Este es nuestro momento, nuestras formas son
otras, pero nuestra idea es la misma: una realidad digna y justa. Tan
justa como las reivindicaciones que se hacen a través de todos los
canales que encontramos.
Recordemos que una piedra
tiene que caer de una manera muy concreta y precisa para romper unas
tijeras, pero en la era tecnológica, un “papel” puede ser
metafórico y, por tanto, más difícil de destruir. Cada cual que
luche con sus armas, pero quizás este no es el juego al que hay que
jugar. Nos toca descubrir la estrategia, pero no olvidemos que todos,
tanto políticos como ciudadanos ajenos a las instituciones, somos el
dado, las fichas y el tablero.
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