Hace
un tiempo publiqué una entrada dedicada a las lecciones políticas y
comunicativas de Juego de Tronos basado en las dos primeras
temporadas. La tercera y la cuarta, sobre todo esta última, nos han
dejado muchos ejemplos de que en Poniente y Essos habrá dragones,
magia y visionarios en el sentido literal de la palabra, pero en
cuanto a estrategia, muchos de sus habitantes podrían vivir en el
mundo real y presentarse a elecciones si así lo quisieran. Aquí van
unos cuantos ejemplos (SPOILERS incluidos, por supuesto):
La
venganza es un plato que se sirve cuando suenan Las Lluvias de
Castamere
En el
penúltimo capítulo de la tercera temporada se produjo el mayor shock
para aquellos que no habían leído los libros. Una boda que hizo que
las bodas dothraki (si en una no hay al menos tres muertes se
considera aburrida) pareciesen organizadas por Disney. Walder Frey no
dejó títere con cabeza (en uno de los casos literalmente) a la hora
de vengarse de Robb Stark, llevándose por delante también a su
esposa, su hijo nonato, su madre y su huargo. Una venganza
aparentemente desmedida para la ofensa cometida (la ruptura del
compromiso de Robb con una de sus hijas) y violando las leyes de la
hospitalidad (comer “el pan y la sal” en casa de alguien prohíbe
al anfitrión alzar armas contra los invitados). Pero Frey pensó que
todo valía en el amor y la guerra, y si por amor el joven Lobo había
obviado su acuerdo, por unos buenos aliados en la guerra Frey se
llevó por delante a media familia Stark sin pestañear.
El
peor enemigo es el que nadie teme
Pese a
que los espectadores y lectores conocemos sobradamente la naturaleza
del Maquiavelo de Poniente, demasiada gente a su arlededor confía en
él. Meñique busca aliados que persiguen sus mismos fines, creando
alianzas temporales en las que él solamente “sugiere”, jamás
ejecuta nada y sus manos siguen limpias... Su papel en el asesinato
de Joffrey ha sido decisivo pero nadie en Desembarco se plantea su
implicación, ni siquiera desconfían del hecho de su desaparición
repentina con Sansa (que la chica no pudo irse por sí sola, si ella
tuviese iniciativa haría mucho tiempo que hubiese abandonado la
capital, ese sueño que se le convirtió en pesadilla). Su as en la
manga es la fe ciega que ciertas personas depositan en él: Lysa por
su amor incondicional, el cual le llevó a asesinar a su marido sin
dudarlo y que sin embargo le acabó costando una salida sin retorno
por la Puerta de la Luna a manos de su idolatrado Lord Baelish, y
Sansa, cuyos motivos para confiar en él no son demasiado firmes pero
que le han hecho comenzar a mentir por su propio beneficio. ¿Estará
Meñique creando una nueva estratega para el Juego de Tronos? No lo
veo claro pero el tiempo lo dirá...
Todo
por la patria
Tras
infiltrarse entre los salvajes y aprender muchas cosas (ahora Jon
Snow sí sabe algo) que iban más allá de las estipuladas en su
misión como agente doble, Jon vuelve al Muro y se prepara para la
batalla, la cual no le costó la vida pero si el corazón. Su
estrategia hubiese salido bien si no se hubiese enamorado pero ¿quién
iba a prever eso? El Pueblo Libre lo es en muchos sentidos y como
parte de él, temporalmente se liberó de sus votos... Pero esos
votos estaban ahí para algo e incumplirlos trajo sus consecuencias.
En cualquier caso, a la hora de la contienda Jon no dudó en dejarse
de sentimentalismos (ya vendrían después) y gritar órdenes a
diestro y siniestro, sin discursos motivacionales, no había tiempo,
lo urgente no dejaba tiempo para lo importante. Por el momento esa
batalla está ganada, pero quedan muchas más, y si bien Jon demostró
ser un buen guerrero, sus tácticas persuasivas a la hora de negociar
con Mance dejaron mucho, pero que mucho mucho que desear. Si no fuese
por Stannis, Jon estaría de nuevo en la cueva con su chica besada
por el fuego.
Lugar
adecuado, momento justo...y un poco de magia
Puede
que sea uno de los personajes menos carismáticos de la saga (por
mucho que Davos se erija como consultor y director de campaña tanto
a la hora de negociar un préstamo con el Banco de Braavos como en la
presentación de su candidatura al trono ante los salvajes y la
Guardia de noche) pero el único Baratheon legítimo superviviente ha
burlado a la muerte en varias ocasiones sin demasiado esfuerzo y se
las ha apañado para aparecer en los momentos justos allá dónde
hacía falta. Pero Stannis, si quieres aspirar al Trono, deberías
empezar a utilizar más la empatía. Puede que Melisandre pueda
prepararte un cóctel que la incluya, que no siempre habrá un humo
negro que actúe por ti. Y cúbrete un poco las espaldas, que puede
que la Sacerdotisa Roja le haya echado el ojo a otro Azor Azai...
Todo
por la familia
La
agradable abuelita llegada a Desembarco para la boda de su nieta
resulta tener más en común con Tywin Lannister de lo que parecía.
Importa el poder, pero también la familia. Casemos a Margaery con un
aspirante a rey (Renly). ¿Que lo matan? Bueno, vamos a por el rey
residente y no nos arriesgamos... Pero parece demasiado agresivo, “un
monstruo”, en palabras de Sansa... Pero Margaery tiene que ser
reina... Pues nos cargamos al rey, muy discretamente todo, a nadie le
llamaría la atención que alguien lleve un collar / redecilla
(dependiendo de si vemos la versión de la serie o la de los libros)
a una boda real. Con Sansa como portadora involuntaria e inocente,
sobre todo inocente, de un veneno bien escogido, solo hace falta una
distracción (una empanada mismamente) y unos segundos para cometer
el crimen perfecto (que no es aquel que no se resuelve, sino el que
se resuelve con un falso culpable, y allí había alguien cuyo odio
estaba siendo conquistado por Joffrey a pasos agigantados, con todo
tipo de provocaciones y burlas... ¿Cómo podría no asesinarlo?).
Ahora hay un rey más manso (ym por supuesto, manipulable), Margaery
tendrá su corona, los Tyrell su poder y aquí no ha pasado nada.
La
información es poder
Esta
lección ya la había incluído en la anterior entrada sobre el tema,
pero es que es tan importante que la repetiré las veces que sean. En
el Juego de Tronos es más importante quién sabe más y cómo emplea
esos conocimientos que cuántas batallas se ganen. Excepto si
hablamos de La Montaña, claro, En este caso ya puedes ser el Gran
Hermano y saber absolutamente todo de todo habitante de Poniente, que
el mayor de los Clegane hará que tu cerebro olvide toda esa
información de la peor forma posible (para muestra, su delicadísima
manera de borrarle a Oberyn el recuerdo de su hermana). En el caso de
Varys, por mucho que haya dicho a Tyrion que ojalá no recordase todo
lo que recuerda, saber qué, quién, cómo, dónde y cuándo le ha
llevado por un camino cuyo destino aún no conocemos... ¿Por quién
lucha Varys? ¿Nos creemos que “por el Reino”, como él ha
afirmado? Ahora parece que se aleja del Reino... ¿Qué objeto
tendrán esas vacaciones? Porque está claro que no salvó a Tyrion
de una muerte segura arriesgándose (cosa que al Consejero de los
Rumores no le gusta demasiado hacer) por pura simpatía... El fin
justifica los medios pero en este caso aún no sabemos muy bien cuál
será ese fin...
Me
llamo Íñigo Monto...estoooo Oberyn Martell, tú mataste a mi
hermana, prepárate a morir
Érase
una vez un hombre con un propósito muy claro: vengar la muerte de su
hermana y sus sobrinos. Para ello solo tenía que llevar a cabo una
sencilla misión: matar a la mano ejecutora (una mole que asusta al
miedo) y a quién dió la orden (uno de los hombres más poderosos de
los Siete Reinos que parece poco dispuesto a reconocer su
participación). No sabemos cuáles eran las directrices del plan
original de Oberyn (aunque tenga alguna teoría descabellada en uno
de los casos), qué hubiese hecho si no hubiese habido un regicidio,
un acusado que reclama un juicio por combate y la posibilidad de ser
su campeón. Oberyn no había podido prever eso, pero esas fueron las
circunstancias y el dorniense las aprovechó. Sabiendo que se
enfrentaba a un imposible en cuanto a fuerza, hizo honor a su apodo,
la Víbora Roja, y empleó sus conocimientos sobre venenos para
derrotar a la bestia, cosa que logró aunque un exceso de
autoconfianza y, sobre todo, una furia ciega clamando venganza, le
hizo perder un tiempo muy valioso, tanto por no elegir un veneno de
efecto inmediato, ya que su objetivo principal no era matarlo sino
sacarle una confesión, como por pasearse a su alrededor sin armadura
instándole a que dijese el nombre de su hermana. Oberyn... ¿Es que
no sabes que los malos siempre se levantan en el último momento para
dar un golpe de gracia?
Cuando
las palabras no lleguen... Reclama un jucio por combate
Tyrion
Lannister siempre ha sido uno de los personajes favoritos del
público, pero esta temporada disparó todos los niveles, en especial
con su discurso en el juicio por un asesinato que él no había
cometido (tal como él dice, si lo hubiese hecho, esperaría haberlo
planeado mejor y no acabar plantado delante de todo el mundo con cara
de tonto viendo cómo muere). Él, que había dado a Jon uno de los
consejos más sabios de toda la saga (“Permite que te dé un
consejo, bastardo. Nunca olvides qué eres, porque desde luego el
mundo no lo va a olvidar. Conviértelo en tu mejor arma, así nunca
será tu punto débil. Úsalo como armadura y nadie podrá utilizarlo
para herirte”) toma plena consciencia de que precisamente ser
quién y cómo es ha sido lo que le ha llevado a dónde está y antes
de que lo sigan empleando contra él, se levanta y y lo utiliza como
escudo... A niveles prácticos solo sirvió como introducción y
envoltorio para su reclamación de un juicio por combate pero su
declaración hizo retumbar las paredes del Salón del Trono y puede
que las conciencias de alguno de los asistentes. Lo que es seguro es
que se ganó la admiración de muchos más lectores y espectadores y
puede que incluso un Emmy.
Nuevamente
queda claro que Juego de Tronos es mucho más que dragones, espadas y
caminantes blancos. Veremos qué nuevos discursos, estrategias y
juegos de poder nos deparan las próximas entregas. Game on.
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