lunes, 18 de marzo de 2013

Juego de Votos: Lecciones políticas de Juego de Tronos


A menos de dos semanas del estreno de la esperadísima tercera temporada de Juego de Tronos, no viene mal recordar algunas de las lecciones políticas que nos enseñan los personajes de Poniente...y de más allá del Mar Angosto.



Porque aun si las luchas de poder que conforman cada hilo de la trama son una expresión visceral de la política, pero política al fin y al cabo. En la vida real también se cortan cabezas, metafóricamente, pero se hace. Y en la serie no solo de honor y batallas vive el hombre (y la mujer, ahí se cumple lo de “las chicas son guerreras”, ¿verdad, Arya?): las intrigas, las traiciones y las estrategias son muchas veces más eficaces que cualquier espada. Y precisamente estas estrategias son las mismas que muchas veces se emplean no por un trono, sino por un puñado de votos.
Aquí tenemos ocho ejemplos de la manera de vivir la política en los Siete Reinos, extrapolables a lo que hoy en día se hace en las altas esferas muchas veces. Como dirían si estuviésemos en un Hamlet actual "mi reino por un escaño".

  1. Ataque preventivo: La Doctrina Bush no nos descubrió nada nuevo. Desde tiempos inmemoriales se viene aplicando eso de “pisar para que no me pisen”. Robert Baratheon intenta ponerlo en marcha al conocer el embarazo de Daenerys y la manera en que esto la alía para siempre a los Dothraki. Pese a la oposición de Ned Stark, el rey los quiere muertos a ambos, madre e hijo, antes de que se haga con un barco y los Dothraki invadan Poniente y maten a miles de personas. No importa si nada de eso ha sucedido aún, Robert quiere eliminar la raíz de todo posible problema, por lejano que esté.


  2. Mejor ser temido que amado: Maquiavelo tiene una influencia muy importante en la serie. Hay un estandarte de su Príncipe en casi todas las casas de Poniente. El patriarca de los Lannister no duda en decir que “a un león no le preocupa lo que las ovejas piensen de él”, defendiendo que los Lannister deben ser temidos, no importa lo que piensen de ellos, lo esencial es que provoquen miedo. El nombre de la familia es lo que permanece, no las personas que la forman, ellos mueren. Todos conocemos nombres que pronunciados en el contexto adecuado, provocan el temor en la población (y no estoy hablando de Voldemort)

  1. I want it all: El impetuoso Viserys Targaryen hace honor a la canción de Queen, lo quiere todo, por eso pregunta a su hermana (retóricamente, claro): “¿Cómo puedo gobernar sin riqueza, o amor, o miedo?”. Quizás esa ambición fue lo que lo llevó a su final... Aunque consiguió la riqueza, al menos terminó bañado en oro. Aunque este no fuese el caso, sí es verdad que la avaricia rompe el saco, y esto debería pasarle a algún que otro corrupto...

  1. Quien tiene un amigo, tiene un tesoro: Los hay que desoyen a Maquiavelo, como Renly Baratheon, que no duda en decir a su hermano Stannis que un hombre sin amigos es un hombre sin poder. Probablemente su gran “amigo” Loras Tyrell, el Caballero de las Flores, tuvo algo que ver, ya que fue él quién le animó a pelear por el trono apoyándose en su bondad: “La gente te quiere ¿Dónde está escrito que los reyes tengan que ser los temidos y malvados?”. Podemos verlo en la vida real, gobernantes haciendo exhaltación de su amistad y sus alianzas, hermanamientos y buenrollismo, porque por mucho que Maquiavelo eleve a las alturas el sentimiento de ser temido, el ser querido por los ciudadanos no es un dulce que amargue a casi nadie.

  1. No te fíes ni de tu sombra: Cersei Lannister decía a su hijo que todo el mundo, excepto ellos, eran el enemigo. Desembarco del Rey es un nido de serpientes...o de malas hierbas (y si no tenemos cuidad, mala hierba nunca muere), y para gobernar hay que ser buen jardinero, por eso le dijo a Tyrion que “gobernar es acostarse en una cama de malas hierbas y sacarlas de raíz una a una antes de que te estrangulen mientras duermes”. Es decir, conoce a tu enemigo de cerca...para poder quitártelo de enmedio. Sobran ejemplos de manzanas podridas que contaminan el cesto político si no se les desvincula a tiempo...

  1. La información es poder, pero ¿hasta qué punto?: Personalmente creo que Meñique y Varys son los grandes jugadores de Juego de Tronos. Información y dinero, las bases para desestructurar un sistema como el suyo... Pero la Reina no está tan segura, y reta a Meñique cuando este le dice que el conocimiento es poder, ordenando a sus guardias que le corten la garganta, cambiando de idea a los tres segundos, haciéndoles retroceder... Y terminando con la frase que resume la lección que intentaba enseñar a Lord Baelish: “El poder es poder”. Pero, añado yo, el cuarto poder es el cuarto poder, es decir, los medios de comunicación bien empleados (no como Meñique, que busca la información solo para su propio beneficio) son una herramienta indispensable para el control de los gobiernos.

  1. Finge lo que no eres, hasta que lo seas de verdad: al menos Theon Greyjoy parece convencido de que aparantando llegará lejos. “Es mejor ser cruel que débil”, afirma, y para demostrarlo no duda en sentenciar de manera “ejemplarizante” a los que compartieron su vida durante años. Greyjoy es un calamar criado entre lobos, intentando demostrar a su verdadera familia su lealtad, cuando en realidad no le han echado demasiado de menos ni están prestando atención a lo que hace. Es como un niño gritando “¡papá, mírame”, pero en vez de batear o montar en bicicleta sin manos, lo que él hace es invadir y destruir la casa que le ha visto crecer y que le ha convertido en lo que de verdad es, aunque no quiera aceptarlo. Evidentemente en este caso el pequeño Theon se equivoca, nadie llega muy lejos (o por mucho tiempo y sin consecuencias) aparentando lo que no es, y menos sembrando el terror.

  1. Tyrion: Ese nombre resume muchas de las mejores lecciones de estrategia política que ha dado la televisión. Desde poner a prueba la lealtad de los consejeros reales contando una versión distinta de la historia a cada uno y esperar a ver cuál llegaba primero a su hermana hasta organizar una batalla épica para salvar la ciudad, arriesgando su vida y arengando a las tropas sin dejar de utilizar la segunda persona del plural: “por vosotros”, “vuestra ciudad”, etc., para que tomen conciencia de que luchan por ellos mismos, y no por su rey, que era lo que Joffrey, el león cobarde, no dudaba en recordarles. Destaca también el consejo que dió a Jon Snow al inicio: “Nunca olvides quién eres, porque desde luego el mundo no lo va a olvidar. Conviértelo en tu mejor arma, así nunca será tu punto débil. Úsalo como armadura y nadie podrá utilizarlo para herirte”. No muchos políticos tienen la retórica natural del medio hombre, que se hace grande mediante sus palabras.


Estos son solo algunos ejemplos de la filosofía y aptitudes estratégicas que podemos encontrar en la serie, hay muchas más... Y las que quedan. Veremos qué nos depara la tercera temporada, entre alianzas imposibles, mentiras, traiciones y planes calculados al milímetro que no siempre salen bien. Como en la vida real. Y en ambos casos... El juego continúa.


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