sábado, 12 de mayo de 2012

Piedra, papel y tijeras


Por las fachadas de muchas ciudades, entre ellas la mía, podemos ver carteles reivindicativos con la frase “Piedra gana a tijeras: no a los recortes”, incitando a la huelga y la protesta. Si leemos , escuchamos o vemos determinados medios de comunicación, dónde se enfatiza la violencia en algunas protestas, entendemos que la solución no es destruír el sistema a pedradas. Por supuesto, los disturbios cargados de violencia no son la tónica general de las reivindicaciones, constituídas en su mayoría por ciudadanos pacíficos que defienden aquello en lo que creen y reclaman aquello que se les ha quitado o se les va a quitar. Pero unas pocas manzanas podridas pueden estropear el cesto, y sucede que los altercados empañan la visión de una lucha justa, haciendo que pierda validez. No podemos volver a la Edad de Piedra, porque no solo no está funcionando, sino que da herramientas a la crítica y devalúa el esfuerzo (a veces mal empleado). ¿Qué hacemos entonces?

Escapar en barcos y aviones de papel parece ser una elección cada vez más popular, en especial entre los jóvenes que no encuentran trabajo a pesar de su preparación, y van en busca de un mercado dónde se les valore. Los mapas (también de papel en su esencia, aunque más populares y útiles vía electrónica, para qué nos vamos a engañar) tendrán que empezar a pintar trocitos de España por todo el mundo. Nos encontramos ante una nueva ola migratoria movida no solo por la necesidad, sino también por el descontento. Cuando las cosas mejoren, se habrá solucionado lo de la necesidad pero ¿qué hay del desencanto que los españoles emigrantes se han llevado en sus maletas (de mano, ya que toca viajar en vuelos de bajo coste con el equipaje justo)?
¿Para qué más cosas se puede utilizar el papel? ¿Para los libros escolares que también sufren tijeretazos? Tenemos también el papel de las recetas, cada vez menos y más caras, ya que la sanidad pública tampoco vive su época dorada. (¿aceptamos el plástico de las tarjetas sanitarias? Quizás eso nos equipararía a las de crédito y serían demasiados significados para un solo gesto... Cosa muy habitual, por otra parte). Los periódicos de papel siguen tristemente desapareciendo, con lo que la comunicación de masas se ve afectada por esas tijeras. Suerte que siempre quedan ediciones electrónicas, blogs y redes sociales para que la información siga siendo poder, y el poder pueda pertenecer a todos, gracias a ese “derecho a la información” que un libro llamado Constitución Española ha prometido proteger. Esperemos que la tempestad no moje esas hojas y borre esas promesas. Confiemos en ello, confiemos en nosotros, en todos los que a diario, desde aquí o desde fuera, intentan seguir con la lucha de la mejor forma que pueden: buscando alternativas y sacando de dentro las ganas de seguir adelante y las fuerzas para avanzar. Pronto surgirán nuevas ideas, y lo importante de las ideas es lo que se haga con ellas. Vencer solo es posible convenciendo. Y será si nosotros mismos estamos convencidos de nuestra lucha por devolver a España a su lugar y a los españoles su estado de bienestar, ese por el que nuestros antepasados no tan lejanos lucharon dejándose la piel y, en muchos casos, la vida. Este es nuestro momento, nuestras formas son otras, pero nuestra idea es la misma: una realidad digna y justa. Tan justa como las reivindicaciones que se hacen a través de todos los canales que encontramos.
Recordemos que una piedra tiene que caer de una manera muy concreta y precisa para romper unas tijeras, pero en la era tecnológica, un “papel” puede ser metafórico y, por tanto, más difícil de destruir. Cada cual que luche con sus armas, pero quizás este no es el juego al que hay que jugar. Nos toca descubrir la estrategia, pero no olvidemos que todos, tanto políticos como ciudadanos ajenos a las instituciones, somos el dado, las fichas y el tablero.  



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