miércoles, 17 de octubre de 2012

Si todo da vueltas...échale música



¿Por qué “triunfan” las canciones del verano? Porque por absurdas o repetitivas que sean, de algún modo resultan pegadizas. ¿Por qué no aprovechar esto para una campaña? La mayoría de los himnos oficiales de los partidos no tienen letra (no así los de los países, España es una de las pocas excepciones, con recientes y fallidos intentos de cambiar eso), pero los jingles de campaña están a la orden del día. Y aunque no compartamos necesariamente la ideología del partido, a veces nuestro cerebro decide cantarlas igualmente. Todo un éxito de marketing subliminal.

Empecemos por el país de las campañas políticas a gran escala: Estados Unidos. Muchos artistas apoyaron a Obama en 2008, en la campaña que le llevó a la victoria. ¿Puede haber ayudado que el país entero escuchase canciones como esta en sus emisoras?


También se vendió un "producto" (quizás nacido espontáneamente, pero desde luego muy aprovechado a favor del actual Presidente) Obama Girl ¿Cuántos votantes masculinos habrá captado?



Este año, de nuevo, los asesores de la campaña demócrata no se olvidan del voto latino. Y para ello eligen un género musical infalible para el target: el reggaeton.



Pero los republicanos también sabían de la importancia del voto latino, la segunda victoria de Bush también tuvo notas en español.



Y es que los latinos saben mucho de campañas...y de jingles. Ya en 2005 en Chile cantaban su apoyo a Michelle Bachelet.



Hablando de latinos... ¿Hasta qué punto es útil una canción cantada por colombianos...para un candidato español? Como mínimo, le aporta internacionalidad, pero depende mucho de cuál es el mensaje que se quiera mandar, captar votantes tan..."españolizados" como los que se buscan desde el Partido Popular quizás pediría otro tipo de género... Pero en su campaña de 2008 junto al himno oficial podía escucharse esto



Conocer al target es importante. Hay canciones que podrían intercambiarse entre partidos y quizás encajarían mejor, es el caso de algunos vídeos de la actual campaña gallega.

Este es el del Partido Socialista de Galicia, hecho por las Xuventudes. No falta razón a quiénes dicen que con el tono tan melódico que lleva, podría rematar perfectamente en "depende de ti, depende de nós...e de Xesucristo, noso Señor...". Buscan un canto a la esperanza pero ha quedado un poco melancólico, representando quizás la morriña galega, pero no es momento para esto, ya que lo que se intenta evitar es que los gallegos y gallegas tengan que sentirse así.




En cambio, del vídeo del PP, realizado por el grupo Los Limones, tiene un ritmo mucho más dinámico, incluyendo hasta la palabra gallega por excelencia: carallo. Venden así una imagen un poco menos "tradicionalista". Aunque quizás deberían haberse parado más a componer una letra coherente en vez de encajar palabras sueltas, muchas de ellas rimando con "Galicia" a la fuerza, ya que esto les lleva a cometer algunos errores gramaticales y da una sensación de conjunto bastante caótica y poco narrativa.





Sabemos que una canción de campaña no llegará a número uno en la MTV (o sí, parece que está cambiando mucho la cadena en estos últimos años), pero es un arma mucho más importante de lo que pensamos. La música tiene el poder de implantarse en el cerebro del receptor más que muchos mensajes más "sencillos". Debemos tener eso en cuenta y aprovecharlo en las próximas campañas...  Campañas con los cinco sentidos (¿quién sabe? puede que algún publicitas avispado saque Eau de Rajoy, o galletas de Rubalcaba, Obama ya tiene las suyas), pero, sobre todo, llamando al menos común de los sentidos, el sentido común. Mientras tanto, que no pare la música.

jueves, 12 de julio de 2012

Requiem por una ilusión


Tengo 25 años. Estos días hace ocho que me llamaron para decirme que había sido admitida en la carrera que soñaba, periodismo. Empezaban para mí unos años llenos de experiencias y aprendizaje. Sabía que no iba a ser fácil, sabía que habría momentos mejores y peores, sabía que interiormente valdría la pena. Pero no sabía que, tres años después de haberme graduado, las noticias (con tintes de gris y negro principalmente bajo los trazos del pincel económico) las presenciaría desde fuera. Ni mis teclas las escriben ni mi voz las cuenta. Y como yo, miles de compañeros miran los toros desde la barrera (maldita metáfora, la cultura subjetiva, por no decir dudosa, no entiende de recortes; la información, sin embargo...), viendo como se rompen sus ilusiones, porque como la mayoría, y a la vez como ninguna, esta es una profesión de ilusión. La ilusión de investigar, de saber, de preguntar y responder. De comunicar. Quizás es que no estábamos hechos para dar tantas malas noticias y la vida nos está haciendo esperar a que lleguen las buenas, para que salgamos “en el aire” a gritarlas. Otra ilusión ésta, sí.

Basta de hablar del pasado. Hablemos del futuro. Dentro de unos meses cumpliré 26 años. Sin haber cotizado. Esto significa que mis prestaciones de Seguridad Social se acaban.
¿Cuántas décadas se ha luchado por un Estado del Bienestar? ¿No es la salud una de las bases de este sistema? Da igual el color político, atacar con recortes a los más débiles, a los enfermos, es caer más bajo de lo que nunca ha caído una democracia. Eso sí, económicamente rentable es un rato. Puedes cortarte con el ocio, con las marcas de la ropa o la comida...¿pero con la salud? ¿Quién va a escatimar en eso? Yo veo a nadie diciendo “no, este mes no me compro las pastillas para la anemia, que tuve mucho gasto” (por poner un ejemplo “suave”). Nadie va a ahorrar en medicinas, y las farmacéuticas encantadas. Y los impuestos, al alza. Y, por supuesto, el IVA es el rey. Fomentar el consumo para salir de la crisis, ¿qué es eso? Quizás es una manera de suplir las carencias que ya tenía y las nuevas que tendrá la recortada Educación. Un curso de economía gratis (nunca tanta gente supo lo que eran el déficit y la prima de riesgo) y entrenamiento diario para llegar ya no a fin de mes, sino al fin de semana. Esos días en los que se debía descansar y disfrutar del ocio que habíamos aplazado por causa del trabajo ya se han ido. Para muchos, por carecer de días laborables. Para otros, por no poder dormir tranquilos por si la próxima subida de la luz les desequilibra el delicado balance en que se ha convertido la economía doméstica.
Puede que los corruptos hayan robado, puede que los bancos se hayan llevado lo suyo, puede que haya sueldos injustos... Pero el peor robo de todos fue el de algo que ni mil cajas fuertes podían proteger: la ilusión y los sueños de miles de ciudadanos. Y no hay comisaría para denunciar, solo calles y plazas para seguir gritando por un sueño. Por nuestro sueño.  



lunes, 11 de junio de 2012

Rescue me



Y ahora ¿qué?
No hay manual de crisis que solucione esto...precisamente porque lo que falta es comunicación.
A un gran porcentaje de la población no le sorprendió el anuncio del sábado porque había rumores que señalaban a ese día como el del anuncio del rescate – semi rescate – tomate – como quieran llamarle, lo importante aquí no es el continente sino el contenido. Igual pasa con las elecciones gallegas, con muchos recortes... ¿Desde cuándo la política española, especialmente en cuanto a lo que afecta a la vida diaria de los españoles, se ha convertido en el pasillo de un instituto, con la rumorología moviendo todos los hilos sociales? ¿Es normal que la comunicación haya pasado de enmarañada a enmascarada, y desde ahí a escasa y finalmente a inexistente en unos cuatro años? Cuatro años en que el mundo de la comunicación e información no ha ido precisamente hacia atrás en cuestión de recursos...
Bueno, quizás lo de inexistente no es del todo exacto. Toda comunicación tiene un emisor, un receptor, un mensaje, un canal y un contexto. El problema es que el receptor (el colectivo ciudadano) ha ido entreviendo el mensaje difuso y contradictorio durante los últimos meses y semanas, a través de canales fuera de lo lógico y común (por ejemplo, la prensa extranjera, en vez de anuncios gubernamentales) y el contexto... Digamos que los anuncios de recortes los viernes eran la antesala del anuncio supremo un sábado, para más inri, víspera del debut de la selección española en la Eurocopa. “Pan y circo” son las palabras que vienen a la mente en estos momentos...
Juguemos por un momento al juego de los “¿y sí...?”. ¿Qué hubiese pasado si hace cuatro años no se hubiese empleado el término “desaceleración” hasta la saciedad? Puede que una alarma social de hundimiento no hubiese sido lo más adecuado... Pero tampoco hacía falta tanto. Una buena metáfora sería la del alumno que hace los deberes la noche del domingo (o que estudia el examen el último día) y se da cuenta de que le faltan apuntes, bolígrafos y hasta folios. La situación no es desesperada, pero sí seria. Menos que dos minutos antes de la clase / examen, eso sí.
Aplazar las cosas hasta el último momento será muy español, pero la eficacia es poquita.
No por no pronunciar las palabras tan temidas vamos a ganar la partida, esto no es el tabú. Para juegos de mesa ya nos ha llegado el monopoly. Puede que al tirar los dados del parchís nos salga un doble seis, pero la vida real no es un juego ni dependemos del azar. Como dije en el anterior post, ni “piedra, papel, tijera” solucionará nada. Vamos a dejar de jugar al escondite nosotros y al Risk Alemania. Vamos a dejar de montarnos películas. Toca hablar claro, porque si la verdad nos hará libres, y la libertad bien entendida conlleva inevitablemente responsabilidad, podemos empezar a jugar limpio...y, sobre todo, transparente.



sábado, 12 de mayo de 2012

Piedra, papel y tijeras


Por las fachadas de muchas ciudades, entre ellas la mía, podemos ver carteles reivindicativos con la frase “Piedra gana a tijeras: no a los recortes”, incitando a la huelga y la protesta. Si leemos , escuchamos o vemos determinados medios de comunicación, dónde se enfatiza la violencia en algunas protestas, entendemos que la solución no es destruír el sistema a pedradas. Por supuesto, los disturbios cargados de violencia no son la tónica general de las reivindicaciones, constituídas en su mayoría por ciudadanos pacíficos que defienden aquello en lo que creen y reclaman aquello que se les ha quitado o se les va a quitar. Pero unas pocas manzanas podridas pueden estropear el cesto, y sucede que los altercados empañan la visión de una lucha justa, haciendo que pierda validez. No podemos volver a la Edad de Piedra, porque no solo no está funcionando, sino que da herramientas a la crítica y devalúa el esfuerzo (a veces mal empleado). ¿Qué hacemos entonces?

Escapar en barcos y aviones de papel parece ser una elección cada vez más popular, en especial entre los jóvenes que no encuentran trabajo a pesar de su preparación, y van en busca de un mercado dónde se les valore. Los mapas (también de papel en su esencia, aunque más populares y útiles vía electrónica, para qué nos vamos a engañar) tendrán que empezar a pintar trocitos de España por todo el mundo. Nos encontramos ante una nueva ola migratoria movida no solo por la necesidad, sino también por el descontento. Cuando las cosas mejoren, se habrá solucionado lo de la necesidad pero ¿qué hay del desencanto que los españoles emigrantes se han llevado en sus maletas (de mano, ya que toca viajar en vuelos de bajo coste con el equipaje justo)?
¿Para qué más cosas se puede utilizar el papel? ¿Para los libros escolares que también sufren tijeretazos? Tenemos también el papel de las recetas, cada vez menos y más caras, ya que la sanidad pública tampoco vive su época dorada. (¿aceptamos el plástico de las tarjetas sanitarias? Quizás eso nos equipararía a las de crédito y serían demasiados significados para un solo gesto... Cosa muy habitual, por otra parte). Los periódicos de papel siguen tristemente desapareciendo, con lo que la comunicación de masas se ve afectada por esas tijeras. Suerte que siempre quedan ediciones electrónicas, blogs y redes sociales para que la información siga siendo poder, y el poder pueda pertenecer a todos, gracias a ese “derecho a la información” que un libro llamado Constitución Española ha prometido proteger. Esperemos que la tempestad no moje esas hojas y borre esas promesas. Confiemos en ello, confiemos en nosotros, en todos los que a diario, desde aquí o desde fuera, intentan seguir con la lucha de la mejor forma que pueden: buscando alternativas y sacando de dentro las ganas de seguir adelante y las fuerzas para avanzar. Pronto surgirán nuevas ideas, y lo importante de las ideas es lo que se haga con ellas. Vencer solo es posible convenciendo. Y será si nosotros mismos estamos convencidos de nuestra lucha por devolver a España a su lugar y a los españoles su estado de bienestar, ese por el que nuestros antepasados no tan lejanos lucharon dejándose la piel y, en muchos casos, la vida. Este es nuestro momento, nuestras formas son otras, pero nuestra idea es la misma: una realidad digna y justa. Tan justa como las reivindicaciones que se hacen a través de todos los canales que encontramos.
Recordemos que una piedra tiene que caer de una manera muy concreta y precisa para romper unas tijeras, pero en la era tecnológica, un “papel” puede ser metafórico y, por tanto, más difícil de destruir. Cada cual que luche con sus armas, pero quizás este no es el juego al que hay que jugar. Nos toca descubrir la estrategia, pero no olvidemos que todos, tanto políticos como ciudadanos ajenos a las instituciones, somos el dado, las fichas y el tablero.  



jueves, 9 de febrero de 2012

Polemiza que algo queda

Hace unos días, el Gran Wyoming comentaba en el Intermedio qué pensarían los de Intereconomía si los recortes fuesen en libertad de expresión. Como firme defensora de esta libertad, sería la primera en acampar delante de dónde fuese y taparme con los periódicos más radicales de ambos lados.
Pero lo que no se debería permitir es traspasar ciertos límites de ética y moral y quedar impune. Porque sienta un precedente peligroso llamado “que hablen de mí aunque sea mal”. La libertad de uno acaba dónde empieza la libertad de otro y las palabras pueden ser la peor de las armas.

Lo que ha impulsado este post ha sido la última columna de Salvador Sostres, pero la inspiración viene de antes, de él, entre otros, y lo utilizaré como ejemplo principal por haber sido el último en pulsar demasiado rápido las teclas, pero como él hay más. Como digo, su último texto (insinuando que detrás de cada chica con piercings y tatuajes – de los chicos no habla, será que no llevan – hay un abandono paterno, entre otras cosas) es ofensivo pero es de lo más light que ha publicado, la verdad. Él tiene libertad de expresión absoluta y cobra por ello. Parece que cuánta más gente ofende, más incentivos recibe. No digo que sea así, ojo, digo que da esa sensación, por la satisfacción que parece producirle ser odiable cada vez que abre la boca o se pone delante del teclado.
Algunos tertulianos o escritores eligen a alguien (normalmente de las altas esferas de la política) y sus machaques (muchos injustificados, no exactamente por el contenido, sino por las formas) están dirigidos a esa persona o personas. Pero Sostres no. Él elige faltar al respeto a colectivos enteros, a todo un género, a un país que acaba de sufrir una catástrofe. ¿Qué pensarían los haitianos que han perdido todo al leer “es un drama, pero el mundo a veces hace limpieza”? ¿Diría lo mismo si hubiese pasado en su querida Cataluña? (lo diría en catalán, en cualquier caso, ya que “hablar en español es de pobres”, claro que dónde dije digo... porque ahora en El Mundo, Telemadrid, Intereconomía... bien que habla en ese idioma de la plebe y no parece estar empobreciéndose precisamente). ¿Cómo se supone que se tiene que sentir una víctima superviviente de la violencia doméstica – por no hablar de la familia de la chica del caso concreto – al ver cómo el columnista justifica el crimen?
Podía seguir poniendo más ejemplos pero son bastante desagradables y creo que todos conocemos bien las líneas por dónde van.
Miles de periodistas en paro, pero gente como Sostres cobra por escribir o decir cosas que no se llegan a soltar ni en discusiones de bar tras unas cuántas copas. ¿Qué podría pensar un extranjero que leyese o escuchase cosas como estas? O mejor aún ¿qué podemos pensar nosotros de nuestro país si nos creemos que Sostres (lo siento, la he tomado con él para poner los ejemplos en la misma línea, pero bien sabemos que no es el único) y otros como él son realmente “la voz del Pueblo” y que una mayoría piensa como ellos pero no tiene el valor de expresarlo?

¿Qué solución hay? ¿Censura? No, ni por asomo. Pensar antes de escribir. Pero pensar en los lectores, no en ser Trending Topic, no en lo que vas a cobrar, no en lo que se va a hablar de lo escrito, no en ser artífice de la polémica por deporte. Hablamos de que en los medios solo hay malas noticias. Algunos quieren ser ellos la noticia. Pues marcad la diferencia siéndolo por algo positivo, que de negatividad tenemos excedentes. Gracias.