martes, 16 de febrero de 2016

Patriotismo desde la cuna: Disney y la idealización del American Way of Life

Durante la Segunda Guerra Mundial, Walt Disney estuvo involucrado en la producción de películas propagandísticas para el Gobierno de Estados Unidos. Su carácter familiar fue decisivo para la expansión de la imagen pro-americana y la responsabilidad patriótica de apoyar a las tropas que daban su vida por la patria. Más que conocido es su corto Der Fuehrer's Face, inicialmente titulado Donald Duck in Nutzi Land (jugando con la similitud fonética entre nazi y “nuts”, término coloquial para “loco”, por lo que significaría “tierra nazi” o “tierra de locos”) en el que se muestra la pesadilla del personaje, que se encuentra trabajado en una fábrica de la Alemania nazi. Con este tipo de trabajos se buscaba demonizar aún más al enemigo y, de paso, recaudar más dinero con la venta de bonos de guerra para la causa.



Esta labor propagandística fue continuada durante la Guerra Fría. La diferencia radica en que los mensajes fueron más sutiles durante este período. Esta fórmula resulta especialmente interesante, ya que se trataba de productos audiovisuales destinados a niños, nadie sospecharía que fuese a insertarse aquí contenido político pero la verdad es que sutiles referencias ideológicas fueron escondidas con el fin de llegar a los padres, que llevaban a sus hijos al cine sin ninguna sospecha de que habría más que una inocente historia animada.
Las tramas de las películas producidas durante este período, así como sus moralejas, tenían un significado que, por una parte los niños podían interiorizar y acabar relacionando con eventos reales a medida que crecían y, por otra, los padres lo identificaban inconscientemente con la realidad que se vivía. Por ejemplo Mickey y las Judías Mágicas narraba la historia de los habitantes de “Valle Feliz”, que debían enfrentarse a un temperamental gigante con el fin de restablecer la paz y la armonía. Más directa resulta La Bruja Novata, ambientada en el contexto bélico y cuya trama se basa en utilizar la magia para poner fin a la guerra. Incluso en la adaptación de Alicia en el País de las Maravillas pueden encontrarse referencias a la historia de la posguerra y la situación de cada bando.
También se creó el “Mickey Mouse Club” (1955), un show de variedades para televisión, de forma que Disney salía de los cines para llegar a las casas a través de la pequeña pantalla, superando lo esporádico de los largometrajes siendo semanal o diario. Incluso el concepto “club”, si bien no se trataba de un club al uso, generaba un sentimiento de pertenencia, de formar parte de un colectivo especial y distinto... Exactamente lo que el patriotismo americano fomentaba cada vez con más fuerza
No obstante, Disney no se quedó solo en las pantallas, sino que dio el salto a la vida “real” creando un parque en el que los adultos podrían divertirse tanto como los niños, donde las familias podrían disfrutar juntas en un ambiente seguro, limpio y estimulante, con el fin de olvidar los horrores que acababan de padecer y cuyos coletazos proseguían en la posguerra. Con este objetivo nació Disneyland, diseñado para representar períodos específicos de la historia, mundos fantásticos y esperanzas para el futuro. Walt Disney pretendía que cada atracción estuviese llena de autenticidad para crear atmósfera a través de referencias a la cultura y tradición americanas. En sus propias palabras (durante la inauguración del primer parque temático), “Disneyland está dedicado a los ideales, los sueños y las duras vivencias que han creado América, con la esperanza de ser fuente de alegría e inspiración para todo el mundo”.



Queda claro que el mundo Disney siempre es más complejo de lo que parece; si bien hoy por hoy estamos presenciando la inclusión de nuevos cánones (protagonistas afroamericanos, historias de princesas que no acaban necesariamente en boda...), la cual constituye un avance de cara a una mayor representación de los colectivos sociales y la realidad actual, mirando al pasado también podemos encontrar una radiografía de la época. El universo creado por Walt Disney no era solamente entretenimiento de 90 minutos o un día en el parque: era una forma de vida. Podría montarse un videoclip del himno americano en base a escenas de su filmografía, los parques temáticos son un monumento a Estados Unidos y varias generaciones han crecido con los cuentos patrióticos más coloristas. ¿Moraleja? Que cada uno saque sus conclusiones. In Disney we trust.

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